RUPTURA DE PAREJA

Una ruptura sentimental no deseada de una persona enamorada puede constituir uno de los acontecimientos más estresantes en la vida. Cada vez son más frecuentes las consultas por rupturas de pareja. De los términos que más repiten son la terrible sensación de vacío, el inmenso sufrimiento, la soledad, el sentirse perdido, la sensación de que nunca superaran esta pérdida y que nunca encontraran a nadie igual, o que nunca más se expondrán a que les puedan volver hacer daño.

Debido a este gran sufrimiento con el que se vive una ruptura sentimental, es importante manejar las emociones de la mejor manera posible. Lo normal en estos momentos es que la persona tenga una visión muy negativa y catastrófica.

La ruptura de pareja conlleva inevitablemente pasar por una etapa de duelo. Cuando se produce una ruptura o una separación no sólo tenemos que elaborar la pérdida de la persona amada sino también de todas nuestras ilusiones y sueños.

Por eso, cuando hay una ruptura es muy común el sentimiento de “haber perdido el tiempo”. La persona ve frustradas sus expectativas de futuro y siente que todo lo que ha hecho no ha servido para nada o no ha sido valorado por el otro.

Volver a sentirse bien no sólo es cuestión de tiempo, es importante poder atravesar por el proceso de duelo de una forma sana para poder superar una ruptura amorosa.

Fases del duelo después de una ruptura de pareja

Las etapas del duelo no suelen presentarse de forma ordenada, sino que pueden intercalarse o incluso solaparse, y es frecuente retroceder a una fase anterior que se creía superada.

Las fases del duelo amoroso son las siguientes:

·       Negación: Esta etapa se inicia cuando nos enfrentamos de la noticia. La sensación de desconcierto es profunda. La persona se enfrenta a una realidad que no logra comprender. Experimenta sentimientos de pena y dolor, incredulidad y confusión.

También es común presentar en esta fase síntomas de ansiedad y de insomnio, mareos, nauseas e hiperventilación. Si la ansiedad llega a ser extrema pueden llegar a producirse ataques de pánico. También suelen aparecer trastornos del apetito por defecto o por exceso.

Es una fase de negación, confusión absoluta, la persona se siente paralizada. La persona no acepta que la relación ha terminado, y puede entrar en un estado de shock y sentir que la ruptura no es real (“esto no me puede estar pasando a mí”). Incluso puede llegar a obsesionarse con la idea de recuperar a su pareja.

  • Rabia/ Ira: La negación es sustituida por la rabia, la envidia, el resentimiento, el rencor, la ira, injusticia, venganza…. Es una fase en la que surgen muchas emociones destructivas y que provocan mucho sufrimiento. Es un momento difícil de afrontar.

En ocasiones cuando la persona ve por fin la realidad, intenta todavía rebelarse contra ella, y entonces sus preguntas y sentimientos cambian. Nacen otras preguntas: por que me a mi, por que ahora, por que me ha dejado no es justo, y aparece el enfado.

La persona expresa una ira que inunda todo a su alrededor y en su corazón dolor, odio y rencor. En este momento la persona atraviesa una etapa con baja autoestima.

No podemos quedarnos estancados con estas emociones tan destructivas ya que si lo hacemos, seguiremos vinculados emocionalmente de forma negativa a la otra persona. Cuando una persona tiene rabia durante años hacia una expareja significa que el proceso de duelo no está realmente elaborado y que en el fondo seguimos atados a esa persona.

  • Culpa: En algunos casos puede darse una etapa donde aparecen sentimientos de culpa. Para superar la culpa es necesario hacerse consciente de que una  relación es cosa de dos. Hacerse responsable de la parte en la que uno se ha podido equivocar es necesario para no volver a cometer los mismos errores en el futuro, pero si esa toma de conciencia no viene seguida del perdón hacia uno mismo podemos dañar nuestra autoestima y llegándonos incluso a creer que en el fondo nos lo merecíamos.
  • Desesperanza: Se le llama la etapa de verdadera tristeza. Se intensifica la pena y el llanto. En esta etapa la emoción principal es la tristeza. Es cuando te haces consciente de la pérdida. Este dolor nos hace conectar con un sentimiento profundo de vacío y soledad y podemos llegar a tener la sensación de que no vamos a poder vivir sin el otro. Aquí aparece el miedo a no poder volver a amar o ser amado, a no ser capaz de superar la ruptura.

Los sentimientos anteriores dan paso a una gran sensación de pérdida, en principio, irreparable: Se ha perdido el “bien más preciado, el ser amado”. Todos los pasos anteriores se agotan y fracasan en el intento de alejarnos de la realidad. En este momento, cuando no se puede seguir negando, la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza.

La depresión es la fase del duelo donde más se atascan las personas.

  • Aceptación: quien ha pasado por las etapas anteriores ahora ya podrá contemplar el futuro con más tranquilidad. No hay que confundirse y creer que la aceptación es una etapa feliz, pero si es cierto que la persona podrá mirar hacia delante y entrar en una nueva etapa.

Aceptar que la relación se ha terminado y que puedes vivir sin el otro es fundamental para recobrar la ilusión y sentirte fuerte para iniciar la reconstrucción de tu vida.