El JP o ludopatía es un trastorno caracterizado por un pobre control de impulsos que se manifiesta por recurrentes y mal adaptativas conductas de juego.

Los pacientes que presentan esta condición experimentan una progresiva inhabilidad para resistir los impulsos de jugar, de tal manera que el juego llega a alterar significativamente su funcionamiento a nivel personal, familiar, financiero, ocupacional y social. Cualquier juego que involucra toma de riesgo y recompensa (especialmente si esta es cercana o inmediata) es potencialmente adictivo. La cuarta edición del manual diagnostico y estadístico de trastornos mentales (DSM-IV) incluye al JP entre los trastornos en el control de impulsos, sin embargo, puede ser mejor entendido como un trastorno adictivo. Se requieren 5 o mas de los criterios para el
diagnóstico. Parte del proceso diagnóstico implica diferenciar el juego social, el juego problema y la ludopatía o JP como tal. Generalmente hay un incremento en la frecuencia o cantidad que se apuesta, se continua apostando a pesar de resultados negativos y se hace evidente un progresivo aumento en la toma de riesgo al apostar. En la medida que la enfermedad progresa, frecuentemente se desarrolla un pensamiento mágico que consiste en atribuir las ganancias a destrezas personales mientras que las pérdidas a la mala suerte. El juego va invadiendo la vida de los jugadores los cuales comienzan a planear actividades y vacaciones alrededor de eventos de juego. Finalmente se llega a la etapa en que el juego pasa a ser el elemento central en la vida del sujeto, el cual continúa jugando a pesar de las perdidas económicas y su deterioro social u ocupacional. Es así como los ludopatas generalmente progresan en su enfermedad en cuatro fases sucesivas: ganancia, pérdida, desesperación y rendición o derrota.

El JP puede presentarse en conjunto con otros trastornos psiquiátricos. Es frecuente que los pacientes busquen ayuda inicialmente más por estos otros trastornos que por el JP. Dentro de las patologías asociadas con más frecuencia se pueden mencionar
trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, abuso de sustancias y déficit atencional.

La depresión es particularmente común en las apostadoras mujeres. Incluso el suicidio es intentado en porcentajes que alcanzan el 15 a 20% de los jugadores patológicos, especialmente en las fases de pérdida, desesperación y rendición.

Estudios recientes han sugerido una relación con otros trastornos en el control de impulsos, como el comportamiento sexual compulsivo o las compras compulsivas.

Criterios para el diagnóstico de F63.0 Juego patológico (312.31)
A. Comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente, como indican por lo menos cinco (o más) de los siguientes ítems:
  1. preocupación por el juego (p. ej., preocupación por revivir experiencias pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la próxima aventura, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar)
  1. necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado
  1. fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego
  1. inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego
  1. el juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar la disforia (p. Ej., sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad, depresión)
  1. después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar recuperarlo (tratando de «cazar» las propias pérdidas)
  1. se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego
  1. se cometen actos ilegales, como falsificación, fraude, robo, o abuso de confianza, para financiar el juego
  1. se han arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego (10) se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego
B. El comportamiento de juego no se explica mejor por la presencia de un episodio maníaco.