Cada 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer. Se trata probablemente de la enfermedad más importante de nuestros tiempos con más de diez millones de casos nuevos cada año en el mundo. Los datos son escalofriantes y el impacto que tiene en la sociedad innegable.

Recibir un diagnóstico de cáncer y llevar a cabo un tratamiento provoca situaciones de angustia y estrés tanto en los enfermos como en las familias y, aunque no ocurre en todos los casos, los estudios indican que entre un 30% y un 50% de los enfermos presentan alteraciones psicológicas que necesitan ser tratadas. La psicooncología adquiere cada vez más relevancia y queremos aprovechar este post para explicar en qué consiste la figura del psicooncólogo, cuáles son sus funciones y qué tipo de atenciones puede aportar.

La psicooncología

El término está compuesto por el prefijo psico- del griego psyque y que significa “alma” o “actividad mental”, de la raíz onco- del griego onkos que quiere decir “tumor” y finalmente por el sufijo -logía del griego logos: “estudio”. Se trata por tanto de la especialidad, dentro de la psicología, que trata a los enfermos de cáncer y a sus familias estudiando las relaciones entre las variables psicosociales y el inicio y el progreso de la enfermedad cancerígena.

El psicooncólogo, además de la formación en psicología clínica, debe conocer las alteraciones psicológicas y psiquiátricas que se desarrollan específicamente en los enfermos de cáncer, así como conocimientos médicos acerca del proceso de la enfermedad y sus tratamientos, lo que le permitirá elegir el tipo de abordaje más adecuado. Entre sus funciones destacamos:

  • Detectar, valorar y tratar los síntomas de ansiedad y depresión relativos al diagnóstico y tratamiento médico.
  • Valorar la calidad de vida del paciente.
  • Participar en campañas de prevención y detección precoz.
  • Desarrollar modelos de intervención para mejorar la adaptación y  asimilación del proceso de la enfermedad así como para la prevención de la psicopatología en los enfermos tratados.

 

El paciente oncológico

Hay distintos aspectos que caracterizan a estos pacientes y que los hacen vulnerables emocionalmente y susceptibles de tratamiento psicológico. La enfermedad suele pasar por fases muy diferenciadas y en cada una de ellas podemos encontrar motivos de intervención. Cada paciente es único y son muchos los posibles problemas que pueden afectar a cada uno, pero suelen estar relacionados con:

  • Dificultades de adaptación psicológica a la enfermedad en todas sus fases.
  • Dificultades relacionadas con la información médica recibida.
  • Síntomas psicológicos asociados a las pruebas médicas.
  • Síntomas asociados a los efectos secundarios de la enfermedad o tratamiento oncológico: dolor, insomnio, trastornos sexuales, náuseas, vómitos, etc.
  • Ideas autolíticas o deseos de muerte recurrentes.
  • Cambios bruscos de comportamiento.
  • Trastornos de personalidad que provocan comportamientos que interfieren con los cuidados sanitarios.
  • Duelo en familiares de pacientes.

Tipos de intervención

Como ya hemos comentado, a lo largo de un tratamiento oncológico debemos contemplar situaciones muy distintas:

  • Tipo de enfermedad y el tratamiento indicado.
  • Estado psicológico del paciente.
  • Soporte social con el que cuenta.
  • Evolución clínica de la enfermedad.
  • Ámbito donde se realiza la asistencia.

La atención psicológica estará condicionada por el momento y las circunstancias concretas. No será igual la intervención, por ejemplo, si se da en un centro hospitalario,  en una consulta privada o en el domicilio. El encuadre terapéutico variará y será necesario adaptarlo al seguimiento del paciente también en función de la evolución clínica del proceso oncológico. Habrá períodos donde la planificación de las visitas podrá ser seguida con regularidad como ocurre con cualquier terapia pero habrá otros momentos en los que surgirán dificultades para el seguimiento.

Actualmente esta adaptación es más eficiente gracias a la incorporación, cada vez más frecuente, del psicólogo a los equipos oncológicos. Esto  permite un abordaje interdisciplinario de la enfermedad con todos los beneficios terapéuticos que esto supone en cuanto a trabajo coordinado de los profesionales sanitarios y a una mejora para la calidad de vida del paciente y su familia.

Cuando menos, la intervención psicológica en los pacientes y sus familias va a suponer un apoyo emocional muy necesario durante el proceso que supone padecer un cáncer.

Hoy en día, desgraciadamente, es muy difícil no estar afectado directa o indirectamente por esta enfermedad. Todos conocemos a alguien, probablemente muy cercano, que sufra o haya sufrido un cáncer, y por eso, más que nunca, es importante compartir nuestras experiencias y ayudarnos unos a otros. Escribe en los comentarios cómo han afrontado la enfermedad las familias que tú conoces y si recibieron la ayuda de un psicólogo.Gracias por tu colaboración.