La concepción de la inteligencia ha ido variando a lo largo de los años.  Las posiciones más clásicas consideraban que la inteligencia era algo fijo y estático, es decir que no podía modificarse, algo con lo que nacíamos y heredábamos de nuestros familiares y que era único, en el sentido que sólo había un tipo de inteligencia.

Poco a poco ésta concepción va evolucionando, teniéndose en cuenta más factores. En la actualidad, un gran y creciente número de investigadores plantean lo contrario: La existencia de una multitud de inteligencias bastante independientes entre sí y cuestionan el aspecto hereditario de la inteligencia, que al ser algo lioso vamos a poner un ejemplo: Es bien sabido que como resultado de su constitución genética, determinadas personas tienen “riesgo” de sufrir determinadas enfermedades como puede ser la hemofilia (enfermedad que afecta a la coagulación de la sangre) o la esquizofrenia. Pero este hecho no determina que la persona vaya a padecer la enfermedad, no todo está determinado por nuestra genética. Se habla de que tienen más papeletas para desarrollarla pero el ambiente en el que vivimos, nuestra educación y nuestros hábitos van a tener muchísimo peso, van a influir en que aparezca la enfermedad o no. Por lo que esto solo indica que estos individuos tienen mayor probabilidad de contraer la enfermedad que alguien que no tenga disposición hereditaria. Inteligencias múltiples

Con la inteligencia pasa lo mismo: Sí se puede hablar de una promesa genética entendida como una mayor probabilidad si el ambiente es el adecuado para que esa persona desarrolle un gran talento en una determinada especialidad.

El Dr. Howard Gardner, psicólogo estadounidense y profesor en la Universidad de Harvard, define la inteligencia como la capacidad para resolver problemas de la vida, generar nuevos problemas para resolver, elaborar productos, ofrecer un servicio de valor en un contexto comunitario o cultural. El Dr. Gardner es el autor de la Teoría de las Inteligencia Múltiples y defiende que la inteligencia es una capacidad, por lo tanto es algo que se puede desarrollar y entrenar, al contrario de la concepción que se tenía antiguamente sobre el carácter fijo y único de la inteligencia.

En las próximas semanas os hablaremos sobre los tipos de inteligencia que plantea Gardner.