Infertilidad

 

INFERTILIDADLa infertilidad se define como la incapacidad para conseguir un  embarazo “a término”, con un  niño nacido sano al finalizar el embarazo, y después de al menos un año de mantener  relaciones sexuales habituales y sin utilizar medios anticonceptivos.

Existen numerosas evidencias del impacto psicológico que supone la infertilidad y los  tratamientos asociadas a esta para las parejas que la padecen. La infertilidad es una  enfermedad crónica, tal y como la define la Organización Mundial de la Salud, que posee unas  características que la diferencian del resto de enfermedades crónicas: no implica dolor, riesgo para la salud o supervivencia, en la gran mayoría de las personas que la padecen, y se considera que, independientemente de la causa de esta, se extiende a ambos miembros de la  pareja. Pese a estas diferencias, la realidad clínica muestra que ante la infertilidad pueden aparecer reacciones emocionales similares a las de pacientes con otras enfermedades  crónicas, como podría ser el cáncer.

El estrés es un proceso que vamos a encontrar con frecuencia en los distintos momentos de aplicación de un Técnica de Reproducción asistida. También son frecuentes la aparición de emociones negativas y desajustes emocionales. La infertilidad y su tratamiento puede conllevar desajustes y un gran impacto en todas las áreas vitales de la persona, como puede ser la relación de pareja, las relaciones sociales, el área laboral y económica y a nivel personal, con sentimientos de ineficacia, frustración de necesidades y culpa, entre otras.

 

Nuestro tratamiento:

La labor del psicólogo en este campo es muy importante ya que el diagnóstico de infertilidad supone un estresante impacto en la pareja, seguido de aspectos como pueden ser una crisis vital, un marcado desajuste emocional, aparición de problemas de pareja y un duro y complejo proceso de toma de decisiones.

Los objetivos y la naturaleza de la intervención psicológica en este ámbito, dependerán de la fase en la que se encuentre la pareja:

Fase de diagnóstico: Dotar a las parejas de toda la información necesaria sobre aspectos médicos y emocionales que podrán tener lugar durante esta primera fase será un objetivo primordial. También resulta adecuado lograr un aumento del apoyo social de la pareja, identificando sus recursos y potenciándolos, y prevenir los posibles desajustes emocionales que pudiesen tener lugar, así como identificar  posible riesgo de alteraciones emocionales y recursos adaptativos que potenciar.

Fase de tratamiento: Será importante promover una adecuada expresión emocional y prevenir el bloqueo emocional y fomentar las habilidades sociales y de comunicación de la pareja de cara a sus relaciones familiares, sociales, así como con el personal médico y asistencial. En esta fase se perseguirán también objetivos como la disminución de la ansiedad (tanto en la realización de determinadas pruebas, tratamientos médicos y en la espera de resultados), la prevención de contratiempos o fracaso en el tratamiento y de las posibles alteraciones que puedan originarse en las relaciones sexuales de la pareja, así como se debe ayudar a tomar decisiones en relación con cuestiones médicas (utilización de donantes o posibilidad de embarazo múltiple).

Finalización de los tratamientos

  • Sin conseguir gestación: En este momento del tratamiento, será fundamental elaborar  un adecuado duelo por la “pérdida” del hijo deseado y la superación de este, así como el elaborar planes de cara al futuro (tanto en pareja como de forma individual)
  • Consiguiéndose la gestación: En esta fase se trabaja sobre todo con los miedos e inseguridades que puedan surgir sobre cómo ejercer una adecuada paternidad o maternidad.